Puesta de la pelota en juego y reposición
El juego se inicia con un puntapié de salida, que debe efectuarse de sobrepique, realizado desde el centro del campo. Todos los jugadores del equipo que efectúa la salida deben ubicarse por detrás de la pelota hasta que esta haya sido pateada, y los rivales a diez metros de distancia. El balón debe superar la distancia de diez metros sin salir del campo y botar o ser atrapado dentro de él. El juego general ha comenzado, y continuará hasta que se produzca una interrupción. El juego se interrumpe cuando la pelota ha quedado “muerta”: la pelota ha salido de los límites del área de juego, se ha marcado un tanto, se ha producido una anulada, se ha producido una infracción sin ventaja para el equipo no infractor, un jugador ha pedido una marca (mark), o se ha producido otra interrupción en el juego.
El silbato del árbitro marca los puntapiés de salida (no los de reinicio) y las pelotas muertas. El árbitro hace sonar su silbato también para indicar que ha detenido la cuenta del tiempo, por ejemplo para que un jugador lesionado sea atendido o para dar indicaciones al capitán de un equipo, y que la ha reiniciado.
Cuando el tiempo se agota, el juego continúa hasta que se haya producido una pelota muerta, salvo que esto fuera como consecuencia de una infracción castigada con penal, en cuyo caso deberá continuar bajo el mismo principio. El reinicio del juego en el segundo tiempo se produce también con un puntapié de salida, a cargo del equipo que no efectuó el del comienzo del partido.
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